El líder "casi" consciente - "Soft is the new hard"
- Aldo Rodríguez Trivero
- 21 ago 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 ago 2022
¿Porque decimos hoy día que “soft skills are the new hard skills”? ¿Hay un estilo de liderazgo que aprender y otro que desaprender? ¿Se puede “desaprender” algo? ¿Mejores personas, mejores líderes?
Una vez un viejo sabio me dijo algo que me marcó. En aquel tiempo había sido nombrado en mi primer cargo como Gerente General de una importante empresa de consumo masivo. Personalmente me sentía muy confiado y seguro, tomé el desafío con naturalidad, de alguna manera sentía que me había preparado toda la vida para un puesto así. No recuerdo bien sus exactas palabras, pero sí lo que me hizo sentir, “la enorme responsabilidad del cargo en relación al impacto en las vidas de muchas personas”. En ningún momento hizo referencia alguna al resultado del negocio, sino que fue un mensaje directo al “ser humano”. Mucho, pero mucho tiempo después entendí que el sabio no consideraba la gestión del negocio un reto para mí, sino la impronta humana. Como toda luz al chocar con un cuerpo proyecta sombra, toda fortaleza lleva consigo una debilidad, y cuanto más exacerbada es la fortaleza mayor es la debilidad que proyecta. Mi propósito era constituirme en un “líder profesional con calidez humana” y sin darme cuenta mi ambiciosa y autoexigente mirada sobre el ser profesional se devoraba la calidez humana en el desayuno, el almuerzo y a veces hasta en la cena… En aquel momento nadie hablaba de empatía, vulnerabilidad ni de escucha activa, así como tampoco se permitía romper con las jerarquías. Era una construcción de liderazgo “casi” consciente, por que existía consciencia de lo que ese estilo generaba, en síntesis, más cortisol que oxitocina, pero era lícito, esperado y aceptado. Sin autoflagelo, lo llamaría “liderazgo responsable”, porque ciertamente era responsable con el negocio, las personas, el medio en el que se desarrollaba y muy funcional para el momento que vivíamos.
Resulta que ahora está tomando relevancia el desafió de “ser humano”, y utilizo “ser” en tiempo verbal. Relacionado al ser humano, la aceptación de la diversidad en el sentido más amplio y ya no de forma pasiva como algo que puedo no compartir, pero lo acepto, sino que lo abrazo como una ventaja competitiva. Recién estamos tomando consciencia de que nos llevará más lejos. ¡No digo con esto de que es sencillo ni que es un camino de rosas, sino que vale la pena recorrer! El cerebro consume mucha energía tomando decisiones todo el tiempo, casi el 40% de la energía eléctrica total que consume el cuerpo humano. Cuanto más parecido son los miembros del equipo, menos consumo energético requiere. ¡Vale decir que andamos más rápido, pero no necesariamente llegamos más lejos! En el extremo es como aquel proverbio africano que dice “si quieres ir más rápido anda solo, si quieres llegar
más lejos ve en grupo”. De alguna manera andar en grupo con gente similar a nosotros nos lleva a ver una acotada gama de posibilidades y nos deja con muchos puntos ciegos. Vamos más rápido, pero desde el punto de vista de las posibilidades, de la creatividad, la innovación y resolución es casi como andar solos. Por otro lado, andar en grupo diverso enriquece y favorece la visualización de nuevos caminos, pero saber andar juntos es todo un arte, demanda de una cajita de herramientas recargada de habilidades “blandas” que nos permita conectar de forma fluida y productiva en un espacio de confianza, respeto y valoración por las miradas diversas. ¡Es un doble desafío para el líder que carga con el suyo propio de entender, aprender y adaptarse al tiempo que debe facilitar el aprendizaje y la adaptación de todos los integrantes del equipo!

Otro sabio me dijo, “…vos esperas que las personas reaccionen bien porque las tratas como a vos te gustaría que te traten, y las personas necesitan ser tratadas como a ellas les gustaría que las traten…!” y esta frase me enseño sobre los estilos adaptativos de liderazgo y la famosa “cajita de herramientas” que el líder debe tener a mano en todo momento. Esa línea divisoria de buenos, muy buenos y grandes líderes tiene que ver con cuán llena y a mano esta esa cajita. Al igual que un jugador de futbol que hace arte del “juego bajo presión” y resuelve y transforma situaciones difíciles en jugadas que parecen “fáciles” para la vista del público. El líder resuelve, facilita y encamina la resolución de grandes desafíos bajo presión y a la vista del equipo parece que “siempre tiene una respuesta para cada interrogante”. Claramente no es “siempre así” pero la sensación que se transmite es otra. Los grandes líderes tienen esa cajita de herramientas llena de recursos y saben elegir cuál utilizar y lo hacen con mucha maestría. ¡Más recursos tenés, más y mejor resolverás los desafíos!
Pienso en qué habilidades tener a mano hoy en esa cajita y rápidamente me sale empatía,
vulnerabilidad y escucha activa. Habilidades que tienen que ver con las personas y las relaciones que somos capaces de establecer con ellas. No son conceptos nuevos, pero el énfasis en ellos le da otra dimensión a la comunicación y la capacidad de crear vínculos de confianza. Ser genuino, que significa coherente con lo que pensas, decis, sentis y haces, es un must para el líder. Todo tiempo que se desalinea, la credibilidad y la confianza bajan, y así rápidamente se consumen el liderazgo. Por otro lado, todo tiempo que sostengo mi ser humano aceptando mis imperfecciones y limitaciones, más creíble soy y mayor confianza genero. Nombro las habilidades “nuevas”, pero no desestimo el resto que son igualmente necesarias, ningún líder se sostiene sin capacidad de inspirar, visualizar el camino, comunicar efectivamente, analizar situaciones complejas y la resiliencia necesaria para llegar al resultado deseado. Porque un líder sin resultados, al igual que el técnico de futbol, no se sostiene en ninguna organización. Al menos en el largo plazo. Acá algunos estarán pensando lo que yo, conocemos casos que a pesar de su impericia se sostienen… Es verdad, en toda familia siempre hay una oveja negra, pero no resulta la regla general de una empresa exitosa. No perdamos de vista que el contexto político, social, económico y competitivo condicionan el resultado y se lleva puesto hasta los gurúes más reconocidos en el mercado. De la misma forma, pero inversa, el contexto puede impulsar líderes no tan competentes pero sí afortunados de haber estado en el lugar correcto en el momento correcto. Se cuela aquí el factor suerte, siempre presente como en todos los órdenes de la vida para traer un poco de justicia y de injusticia aquí y allá.
ALDO RODRÍGUEZ TRIVERO - Business Expert, Coach & Mentor
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