Ese lugar sagrado, el centro de uno mismo
- Aldo Rodríguez Trivero
- 21 ago 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 22 ago 2022
¿Por qué es tan difícil encontrar el sentido de nuestra existencia?
Los antiguos griegos se hacían estas preguntas, ¿quién soy?, ¿por qué existo?, ¿para qué? Y ciertamente la filosofía ha dedicado mucho tiempo en responderlas.
Hace varios años -aunque relativamente pocos para la historia del mundo empresarial-, el propósito ha ocupado el centro de atención de los gigantes. Las empresas han respondido a un giro evolutivo de la consciencia humana sobre el sentido de nuestra existencia. En el ámbito profesional, se traduce en la necesidad de creer en algo relevante para sí, el entorno y el planeta. Así, el propósito corporativo parece haberse resuelto rápidamente, las grandes empresas escribieron y publicaron su propósito organizacional, y así mismo las grandes marcas comenzaron el camino de resignificar su propuesta. ¿Y qué pasa con el propósito personal de cada integrante? Aquí las respuestas ya no resultan ni tan fáciles, ni tan rápidas, ni mucho menos durables.
Algo que suele ocurrir, cuando profundizamos acerca del propósito personal, es que éste suele “teñirse” de la cultura organizacional en la que habitan las personas, adquiriendo una forma y un lenguaje que son funcionales a la posición que éstas ocupan dentro de la empresa. Esto pone en evidencia el esfuerzo que conlleva emprender este “viaje al centro de uno mismo”, para encontrar las respuestas a las preguntas esenciales.

Un día mi hijo Camilo, de nueve años, me ve subido a una escalera reparando un artefacto de iluminación. En ese momento me mira y me dice:
- …papá estas trabajando? Cuando sea grande quiero ser bombero!!
- ¿Por qué? -le pregunto-
- …obvio, para salvar vidas!!...
Ese fue un momento revelador, mi hijo estaba declarando su propósito: Salvar vidas! No tengo dudas que cualquier cosa que haga de su vida profesional tendrá esta misión central, y seguramente habrá mil formas de servir a su propósito y significar su existencia. He grabado en mi memoria este momento y estas palabras para cuando él necesite escucharlas. Hubiera querido tener con vida a mis padres para sustraer alguna escena de mi niñez que me reafirme en mis creencias actuales, pero solo tengo vagos recuerdos de la infancia. No obstante, con las preguntas correctas -agradezco a quienes me guiaron en este recorrido para llegar a “ese lugar sagrado, el centro de mí mismo”-, recuperé de mi infancia lo que ha estado atravesando la escena durante toda mi vida.
Durante mi desempeño in company, me pesaba mucho no llegar a una frase powerful, inspiradora y políticamente correcta para el ambiente profesional. A su vez, observaba que la mayoría de mis colegas atravesaban por la misma dificultad. Solo cuando me enfoqué en encontrar MI propósito personal, desligado de todo contexto, logré una definición que me integraba. Teniendo esta claridad, pude contribuir desde mi propósito con el propósito de las organizaciones en las que me desempeñé, combinando y sumando, en una clara retroalimentación consciente.
Así, surge ART también como una creación vocacional, donde pongo al servicio de los profesionales y las empresas, mi propias vivencias y experiencias desde el coaching. Un cristal que permite ampliar y profundizar la mirada, para acompañar a las personas en el camino hacia “ese lugar sagrado, el centro de uno mismo”.
ALDO RODRÍGUEZ TRIVERO - Coach, Business Expert y Mentor
コメント